La Disfagia es una forma de trastorno alimenticio que no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de una enfermedad neurológica, anatómica y/o psicosomática. La incidencia de estos trastornos ha aumentado en los últimos años a medida que las tasas de supervivencia de los niños con afecciones complejas han disminuido. Ciertos síndromes y patologías que afectan a la edad pediátrica y neonatal conllevan una serie de alteraciones fisiológicas y anatómicas que pueden ser responsables de la Disfagia. Estos pacientes necesitan un abordaje multidisciplinario con el objetivo de evaluar, diagnosticar y brindar la mejor atención posible al niño. El Otorrinolaringólogo juega un papel fundamental en este proceso. Los signos y síntomas sugestivos de disfagia son diversos. La tos con la ingestión es el síntoma más característico, aunque no siempre está presente (aspiraciones silenciosas), como ocurre en pacientes con enfermedad neurológica grave por ausencia o inmadurez del reflejo tusígeno. Los pacientes pueden tener compromiso en la eficacia y seguridad de la deglución y esto puede variar dependiendo de la textura y volumen del alimento.El compromiso de la seguridad durante la deglución puede ser responsable de un síndrome de aspiración crónica, la existencia y gravedad de este síndrome dependerá del contenido aspirado, el volumen y el tiempo de evolución. El compromiso de la eficacia puede provocar desnutrición o deshidratación. El tratamiento debe ser individualizado y requiere un manejo especializado adecuado para evitar problemas respiratorios, nutricionales y del desarrollo. La clave es detectar la causa principal del problema y el objetivo es lograr una deglución eficaz y segura.